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Eficiencia de recursos y rentabilidad

Un principio central de la producción sostenible es que la eficiencia en el uso de insumos beneficia tanto al ambiente como a la economía de la empresa.

Numerosos estudios de casos en Argentina evidencian “contribuciones a la competitividad” a partir de prácticas de producción más limpia. Por ejemplo, en la industria metalúrgica se identificaron oportunidades de ahorro de energía y materias primas que reducen costos operativos y disminuyen las emisiones de GEI.

En la construcción, optimizar el uso de cemento y promover materiales alternativos menos intensivos en carbono puede abaratar proyectos y a la vez recortar la huella ambiental del sector.

Incluso en PyMEs, la implementación de medidas sencillas (mantenimiento preventivo de maquinarias, reciclaje de scrap metálico, sustitución de luminarias por LED, etc.) aumenta la productividad y baja gastos. Esto refuerza la noción de “eco-eficiencia”, donde mejorar el desempeño ambiental va de la mano con mejorar la rentabilidad.

Cada vez más empresas comparten indicadores de eficiencia (consumo de energía por unidad producida, litros de agua reutilizada, porcentaje de residuos valorizados) para medir y comunicar estos avances sostenibles.